La Catedral de Málaga, tiene el apodo de «La Manquita», al faltarle una de sus torres, pero no todo el mundo conoce el motivo de dicha carencia.
La Catedral de la Encarnación de Málaga se construyó entre los años 1528 y 1782, basándose siempre en los planos del arquitecto Diego de Siloé. El interior de la catedral es de estilo renacentista, mientras que la fachada es barroca y se encuentra dividida en dos pisos.
La torre del norte, la única que posee la catedral, mide 87 metros, tan solo le adelanta en altura la Giralda de Sevilla. En un principio, en la zona sur tenía que ir ubicada otra torre de idéntica altura, pero nunca llegó a construirse. El motivo de que la catedral quedara a medio terminar para la historia es que el dinero que se iba a destinar para la construcción de la misma, se envió ayudar a los Estados Unidos durante la consecución de su independencia, de hecho, así se explica en una placa situada en la base de la torre. De esta forma, y casi sin saberlo, la ciudadanía y la catedral malagueña ha tenido mucho que ver en el nacimiento de la mayor potencia del mundo, los Estados Unidos.
Otra corriente de opinión asegura que ese dinero fue utilizado para el arreglo del Camino de Antequera en la época y luego nunca se consiguió retomar la reconstrucción de la misma.
Posteriormente se ha hablado mucho de la posibilidad de concluir la obra históricamente inacabada, pero por el momento se ha decidido dejarla tal y como quedó después de concluirse las mismas en 1782.
La Catedral de Málaga contiene también historias que hablan del valor de los malagueños y el amor que sentían por la misma. Una de ellas fue la que protagonizó un campeón de boxeo ya retirado en 1946, Gabriel Marcelino Pozo Benítez. Por aquel entonces trabajaba para los maestros de obras Manuel y José Atencia, quienes tenían la oficina de su constructora ubicada en la calle Lazcano. En aquellos años, la catedral sufría de graves desperfectos en la gran cúpula de la torre norte, lo que provocaba contínuas filtraciones de agua. La empresa de los Atencia fue requerida para la reparación de dichos daños, y fueron ellos los que acudieron a Gabriel Marcelino para solicitarle que fuese él quien reparase la cúpula, ya que era un hombre conocido en la ciudad por su fortaleza y valentía. El resto de trabajadores se negaron a arriesgar su vida para arreglar la zona afectada de la catedral y fue Gabriel Marcelino Pozo quien se descolgó, atado solamente con una simple cuerda (de las de la época) a la balconada que se encuentra situada por encima de la gran cúpula. Allí colgado, con rudimentarios instrumentos y poniendo en claro riesgo su vida, consiguió solucionar los problemas de filtraciones de la Catedral.
Héroes desconocidos como Gabriel Marcelino son los que han conseguido que con el paso de los años, los malagueños sientan auténtica pasión por su catedral, una de las más hermosas de toda Andalucía.
Datos de la toma:
Cámara: Canon EOS 5D Mark IV
Objetivo: Canon EF 70-300L a 70mm
Velocidad: 6s – Apertura: f/8 – ISO: 100
Feliz Sábado 😉