La presencia de hierro en las rocas de este cerro fue el origen del aprovechamiento minero que este enclave mantuvo desde la época romana hasta el siglo pasado. Estos trabajos dejaron al descubierto un paisaje de formas y colores únicos, en el que dominan las agujas, corredores o lapiaces.
Las responsables de esta singular belleza son las calizas que, sufriendo una erosión parcial por la lluvia y la nieve, han dado lugar a este espectacular karst que hoy es reclamo para los amantes de la escalada y de los paisajes originales.
Un rincón muy singular de Andalucía, que sin duda merece ser visitado.
Feliz Jueves 😉